Wednesday, October 29, 2014

Sueños Rotos.


Clasificación, medallas de bronce y sueños rotos fue el equipaje con que llegaron a La Habana los integrantes de la selección nacional sub 17 que participó en el Campeonato Caribeño de la categoría hace unos días en Haití.

Nuevamente en la mente de los aficionados y futbolistas quedó esa sensación de que se pudo haber hecho más, que se pudo haber llegado más lejos, que se pudo haber ganado, si no hubiese sido por los imponderables de siempre, esos que se han vuelto en una especie de asesinos en serie para nuestros atletas en general y futbolistas en particular.

Falta de apoyo, preparación inadecuada e improvisación, son palabras que se repiten una y otra vez cada vez que de una de nuestras selecciones hablamos y que siempre vienen acompañadas del ¿Por qué? Y ¿Hasta cuando?

¿Por qué la falta de apoyo a nuestro futbol? ¿Por qué el desvío de los recursos donados por la FIFA para el desarrollo del mismo? ¿Hasta cuando los malos manejos, la indolencia, la falta de respeto hacia técnicos y jugadores, para ya no hablar de los padres cuando incluimos a selecciones como estas?

¿Que pecado está pagando el futbol cubano? ¿Es que acaso tener miles de seguidores y que esa adrenalina que produce el controlar el balón con la pierna, agruparse con los amigos para vencer la resistencia del rival, desbaratar una defensa con una jugada individual de fantasía o reventar los pulmones con el grito de gol es un pecado tan grande que merece la excomulgación?

No sé, como tampoco sé si con una preparación adecuada se hubiera ganado el torneo, lo que si sé es que se pudo haber hecho más y que es necesario hacer más sino se quiere hacer pasar a estos muchachos, como a otras tantas generaciones de salir vapuleados y goleados cuando se enfrenten con los equipos grandes de la CONCACAF.

No pedimos que se hagan preparaciones monumentales como las de México o Estados Unidos, pedirlas rayaría en la locura, pues no somos un país rico, ni con los recursos de estas naciones, pero sí que se haga una preparación a conciencia con estos muchachos, que se les dedique el tiempo y recursos necesarios para que realicen un buen papel y por qué no, que se ganen un puesto Mundialista, calidad hay sólo se necesitan ganas de trabajar y esas estoy seguro que sobran en el cuerpo técnico y jugadores.

El tiempo de las novelas rosa ha pasado y ya aquello de que lo “importante es competir” es historia patria como dirían en mi pueblo y realmente creo que ni el mismo Barón de Coubertain, a quien se le atribuye la frasecita, se la creyó porque si sólo hubiese intentado, nunca hubiera logrado crear los Juegos Olímpicos de la modernidad, con todos los tropiezos que tuvo para lograr su propósito.
Y más que claro está que mucho menos le importa a quienes trataron de vendérnosla como píldora edulcorada, pues son ellos mismos los que han dejado a selecciones cubanas de futbol fuera de Campeonatos Panamericanos o los Juegos Olímpicos de la Juventud porque no había “NINGUNA” posibilidad de se ganara una medalla y ahora ponen todo su empeño en la Sub 21 ante las claras posibilidades de que este equipo logree una presea en los juegos Centroamericanos, dejando a un lado pelear por un puesto en la Copa América de Futbol con la selección de Mayores.

Y es que el brillo del metal es muy importante, para seguir demostrando la leyenda de la potencia deportiva a costa de la cual se han sacrificado miles de sueños y se han roto otra cantidad de corazones de jóvenes que por querer ver el cielo y no el techo que se les ponía sobre  la cabeza han pasado a la lista de los indeseables, de los parias, de los olvidados, y que aun así, ante unas instituciones que le dan la espalda y les impiden representar a su país, siguen dándole glorias, poniendo bien en alto su nombre.

Es hora de dejar de mirar al futuro con mediocridad, de terminar con objetivos mediocres, hay que mirar más allá del  horizonte o del techo sobre nuestras cabezas, hay que pensar en que si se puede ver un poco más allá de que una pingüe clasificación no es suficiente y que el objetivo es ganar, subir al Olimpo de los ganadores allí, donde nuestros jóvenes futbolistas también un sitio reservado.

Pero eso no se puede lograr apostando a la casualidad o al valor y deseo de nuestros muchachos, porque del otro lado también hay once jugadores con el mismo hambre de victoria, como tampoco se logra con dirigentes de mente corta y débiles visuales más interesados en ganancias personales que el progreso o los sueños de nuestros muchachos.

Hay que terminar con los “compromisos” o “los aportes” a la hora de seleccionar a los jugadores, hay que poner pie en tierra, doblarse las mangas y llevar a quien se lo merece y exigirle a quien tiene que trabajar que lo haga y que lo haga bien, que demuestre su compromiso con quienes tiene que representar sino que se largue a contar los dólares que se ha robado, esos que debieron ir a la cancha sintética donde nuestros muchachos puedan entrenarse correctamente o a los implementos deportivos necesarios para ellos o el transporte para que en las provincias no tengan que suspenderse los Campeonatos Provinciales.

Es hora de acabar con los males y empezar a trabajar en busca de un mejor futuro para nuestro futbol y nuestros muchachos, hay tiempo suficiente y mucho por hacer, no podemos dejar que un bronce ilumine demasiado, ni que los “Dueños del Futbol” se pavoneen hablando de metas cumplidas, porque esas metas, esos objetivos serán sólo cumplidos cuando Cuba obtenga en el Caribe la posición que por historia le corresponde, el objetivo debe ser, ser Campeones, un escalón más abajo debe ser visto como un fracaso.

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